Maletas y mochilas para una semana de fotografía de naturaleza en el Pirineo Oscense y Navarro.
No es fácil decidir que te llevas y que se queda. Aparecen preguntas del tipo, ¿Cómo cargare las baterías?, ¿Cómo haré copias de seguridad de mis fotografías?, ¿Tendré suficiente capacidad de almacenamiento durante todo en el viaje para guardar todas esas imágenes de “incalculable valor”?. Como el peso y el espacio son un bien escaso cuando haces rutas a pie, el objetivo fue, ¡llevar la menor cantidad posible de equipaje!. Pues bien, las viejas baterías de la EOS-5D están pidiendo jubilarse, y me dieron continuos sustos con sus avisos de batería baja. Pero al final, se portaron y no me dejaron tirado.
Mientras mi mujer (profesora universitario de botánica), se dedicaba a lo suyo, las plantas, yo a lo mío, disparar fotos. En primer lugar, nos dirigimos al valle de Hecho (hace treinta y tres años que lo visité por última vez), luego al valle de Aran y por último a la selva de Irati. El único destino que aun no conocía.
Por lo impresionante y novedoso de nuestro último destino, me he decidido a hablar de la selva de Irati. Esta selva tiene dos accesos de entrada, el de Orbaitzeta en el valle de Aezkoa y Ochagavía en el valle de Salazar.
La selva de Irati, “El bosque de bosques”, ofrece diversas posibilidades de disfrutar de un entorno natural incomparable durante todo el año. El primer día salimos desde Ochagavía, y fue una sorpresa en cada recodo por la belleza del entorno. El segundo día partimos desde Orbaitzeta, un recorrido encantador pero me quedo con el del primer día, mucho mas frondoso y húmedo.
Hemos realizado múltiples paseos y travesías a pie por senderos balizados que me han dado la oportunidad de fotografiar con calma este bosque.