La elección del formato de imagen antes de hacer una fotografía, determina el tipo de fichero con el que la guardaremos en la memoria de la cámara. Los dos formatos más frecuentes son JPEG y RAW. Según el formato seleccionado estaremos condicionando como podremos posprocesarlas, su tamaño y otros parámetros importantes.
En este artículo revisare en detalle cada una de los dos formatos, analizando sus ventajas e inconvenientes, así como las situaciones en las que usar el más adecuado.
En la imagen superior, a la izquierda está en formato RAW con un tamaño de 12.141 KB y a la derecha en formato JPEG con un alto nivel de compresión y un tamaño de 104 KB. Si os fijáis, la imagen JPEG aparece pixelada sobre todo en la zona del cielo.
JPEG
JPEG es un formato que creó el Joint Photographic Experts Group a mediados de los 80 definiendo la codificación y compresión de imágenes fijas. En la actualidad es el formato más usado en fotografía por su mucha flexibilidad a la hora de ajustar el grado de compresión, alcanzado altos índices de compresión con pérdidas (compresión no reversible) y manteniendo calidades de imagen muy aceptables, siendo también muy usado para transmisión de imágenes y en páginas web. Entre sus mayores ventajas podemos destacar su estandarización, que nos permite abrirlas desde cualquier ordenador sin programas especiales. La extensión de los ficheros de imagen JPEG es .jpg ó .jpeg.
Este formato permite establecer fácilmente el nivel de compresión/calidad de imagen que se desee (a mayor compresión, peor calidad de imagen). Cuando seleccionáis la calidad de imagen en la cámara, lo que en realidad estáis haciendo es ajustar el índice de compresión. Nikon clasifica las calidades en buena, normal y baja, mientras que Canon asocia la alta calidad a un icono con una curva continua y baja cuando aparece escalonada.
Tener en cuenta que al procesar una imagen JPEG, cada vez que la guardamos, la comprimimos de nuevo, y consecuentemente las pérdidas de calidad de imagen se van acumulando. Te recomiendo que si quieres hacer procesados complejos sobre imágenes JPEG, que mantengas el original en JPEG y crees la imagen sobre la que trabajaras convirtiéndola al formato TIFF (que no tiene pérdidas), y una vez finalizado el procesado, puedes convertirla de nuevo JPEG o al formato final que desees.
Las imágenes JPEG normalmente se codifican con una profundidad de 8 bits por canal de color (24 bits por pixel: 8 rojo+8 verde+8 azul). Los 8 bits de cada color permiten codificar (28) 256 niveles de luminosidad para cada uno de ellos. El nivel cero se asocia a la ausencia de ese color y el 255 sería el nivel máximo. Estos niveles se muestran insuficientes para el posprocesado de imágenes, (cuando queremos aclarar sombras, modificar niveles de luminosidad, etc.). Esta es la razón principal por la que el formato JPEG no es conveniente para procesados exigentes de las imágenes.
En el proceso de creación de la imagen en formato JPEG, debemos considerarlo como un formato final porque durante la generación de la imagen, la cámara aplica todos los parámetros seleccionados de nitidez, saturación, contraste, balance de blancos, estilo, espacio de color (sRGB, AdobeRGB), etc. descartando los datos sobrantes.
RAW
El formato de imágenes RAW es el que crea un archivo digital que almacena la totalidad de los datos de la imagen tal y como ha sido captada por el sensor digital de la cámara fotográfica. Este formato generalmente lleva aplicada compresión de datos sin pérdida de información pero al no descartar ninguna información, tiene un tamaño mucho mayor que el formato JPEG.
Los programas para tratar estos datos brutos capturados por el sensor, le adjuntan los valores con los que se tomó la foto o con los que se ha posprocesado (nitidez, saturación, contraste, balance de blancos, espacio de color, etc.) sin modificar los datos. No es realmente un formato de imagen ya que requiere un procesado posterior para generar una imagen final.
Un gran inconveniente del formato RAW es la falta de estandarización: cada fabricante de cámaras usa su propia versión del formato, lo que produce incompatibilidades entre las firmas o lo que es peor, incompatibilidad entre modelos de cámaras del mismo fabricante. Por eso no se puede garantizar que una versión RAW determinada, pueda usarse en el futuro. En realidad cada fabricante / cámara, presenta un encriptado diferente y esto obliga a los desarrolladores y fabricantes de software de posprocesado de imagen al pago de derechos a los fabricantes por cada nuevo tipo de formato RAW que quieran incluir.
Los formatos RAW son propietarios, y cada fabricante tiene una extensión de fichero diferente: .CR2 para Canon, .NEF para Nikon, .PEF para Pentax, .ORF para Olympus, .SR2 para Sony, etc.
Los Archivos RAW llevan incrustada una imagen JPEG obtenida con los ajustes de la cámara en el momento de captura. El tamaño de la imagen JPEG incrustada suele ser pequeño y coincidente con el tamaño de la pantalla de visualización de la cámara, aunque puede ser configurable en cámaras de gama alta.
Como hemos dicho, los ficheros RAW al incluir todos datos brutos captados por el sensor, ocupan mucho espacio. Para reducirlo en lo posible, los fabricantes utilizan algoritmos de compresión, por lo general sin perdidas y reversibles, permitiendo recuperar los datos originales si los descomprimimos. En algunos casos utilizan compresión de alta calidad con pérdidas, que aunque puede perder muy ligeramente algo de calidad, consiguen ficheros de menor tamaño. Algunas cámaras de alta gama permiten elegir el tipo de compresión entre los dos mencionados. Aun así, el formato RAW genera ficheros de bastante más tamaño que el JPEG, típicamente del orden de 2 a 10 veces mayor.
El número de bits por cada pixel y canal de color es el máximo que proporciona el conversor A/D. Suele ser un valor de 10 a 16 bits. A modo de ejemplo, 12 bits corresponden a (212) 4.096 niveles, 14 bit a (214) 16.384 niveles. Frente a los 256 niveles de los 8 bit de JPEG, la cantidad de tonalidades o rango de color disponible en RAW es muchísimo mayor que en JPEG, lo que es realmente ventajoso para el procesado. Algunas cámaras de gama alta permiten elegir el número de bits por canal del fichero RAW (por ejemplo, en la Nikon D610 puedes elegir entre 12 o 14 bits). Lógicamente, a menor número de bits, más pequeño será el fichero generado, aunque también disminuye sutilmente la calidad.
Como hemos visto, el formato RAW contiene todos los datos de salida del sensor a los que se les adjunta los valores de los parámetros con que se tomó la foto. Y digo que se adjuntan porque no se aplican, ya que no se crea una imagen final (todo lo contrario de lo que ocurre con JPEG). Por tanto habrá que generar la imagen final más adelante, normalmente en el ordenador con un software especializado, aunque también algunas las cámaras tienen opciones de menú para crear los JPEG a posteriori. Esto permite procesar las imagen RAW tantas veces como queramos porque el método no es destructivo.
Formato | JPEG | RAW |
Ventajas |
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Desventajas |
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Cuando usarlo |
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Notas:
- La mayoría de las cámaras permiten capturar los dos (JPEG+RAW) formatos simultáneamente, obteniendo las ventajas de los dos formatos a costa utilizar mayor capacidad de memoria.
- En los modos de escena (retrato, paisaje, etc.), la cámara no suele permitir el disparo en formato RAW.
- Algunos fabricantes de cámaras pueden incluir otros formatos de imagen, como pueda ser TIFF (muy utilizado en procesado de imágenes) o DNG.
- Ten en cuenta que las cámaras de gama media / alta pueden incorporar más opciones avanzadas.