Esta imagen de portada y algunas otras hacen caer la leyenda del fotógrafo Steve McCurry. La publicó en su libro ‘Monzón’, y hoy sabemos que suprimió a dos personas y varios elementos de la escena. Esto es algo que no se admite en el fotoperiodismo y que ha terminado con el prestigio de este fotoperiodista.
Parece que son retoques sin importancia, un niño suprimido por aquí, un brazo por allá, una señal de tráfico que afea la composición o una ventana que suprimir para que no desvié la atención. En fotografía artística o publicitaria, estas técnicas de retoque son habituales, admitidas e incluso deseables, pero en el campo de la fotografía documental al que pertenece Steve McCurry, es algo escandaloso.
Este fotoperiodista que todos conocemos como el autor de la La niña afgana, que se convirtió en una fotografía icónica como portada de la revista National Geographic, ha incurrido en algo que sus colegas no le perdonaran como reportero fotográfico, además de ser una practica totalmente prohibida por agencias y concursos relacionados con el fotoperiodismo.
El fraude lo descubrió Teju Cole el pasado marzo cuando escribió el artículo Una foto demasiado perfecta, en el que crítico y denunció a McCurry, diciendo: “Sus fotografías son perfectas y aburridas. Y esa perfección solo se puede conseguir orquestando la imagen”. Cuestionó los métodos de McCurry desvelando sus retoques fotográficos.