Los últimos vestigios de los rayos del sol cuando desciende por debajo del horizonte, se reflejan en el agua de la albufera de Valencia, dándole un tono anaranjado, mientras que la poca luz ambiente del primer plano, contornea la silueta de las garzas es los posaderos. En paisajes como este, es realmente importante ajustar el balance de colores para reproducir los tonos que nos da la naturaleza y en muchos casos para destacar alguna de las las tonalidades.
En fotografía en general, los blancos deben mostrarse como blancos, y sospecho que las novias querrán que las fotos de su boda muestren un blanco radiante y real de su traje de novia, ¿no es cierto?. Lo mismo ocurre en fotografía de retratos, donde todos nos esforzamos para que los tonos de piel parezcan lo más reales posible, controlando parámetros como la iluminación del estudio. Ahora bien, en el exterior nos encontramos con los caprichos de la naturaleza que modifican la luz en intensidad y temperatura de color luz, haciendo que sea una tarea más difícil. En estas circunstancias cambiantes y por lo general, la mayoría de nosotros selecciona el balance de blancos en automático (AWB). Y lo hacemos porque funciona muy bien capturando en formato RAW con AWB y ajustando el balance de color, cuando es necesario, en la etapa de postproducción cuando hacemos la conversión del RAW. Los AWB de la cámaras actuales, funcionan muy bien hasta el punto de no requerir reajustes en nueve de cada diez veces.
Sin embargo, la fotografía de paisaje y viajes casi nunca selecciono el AWB. La razón es porque cuando fotografío paisaje, no necesariamente quiero que los colores de la escena sean lo mas reales posibles, en otoño quiero destacar toda la gama de colores calientes del follaje, sus ocres, amarillos y rojos; en invierno, cuando quiero transmitir la sensación de frío, puedo resaltar los colores fríos como los azules. En definitiva, para la disciplina de paisajes, el balance de blancos es un poco más subjetivo que en otras disciplinas fotográficas.
¿Qué es el balance de blancos y por qué lo necesitamos?
Ya sea en la cámara o en postproducción, el balance de blancos es lo que nos muestra las cualidades del color de una escena y la manera que tenemos de corregirlas para neutralizar cualquier color dominante para que percibamos la escena con un tono de color neutro. En otro artículo ya vimos en profundidad los conceptos sobre el balance de blancos.
Con una escena tomada en una sala de estar iluminada con lámparas de tungsteno, el AWB de las cámaras detectará los matices anaranjados de la iluminación a 3.200 K y aplicará las correcciones adecuadas para equilibrar los colores de modo que aparezca la escena como si estuviera iluminada con una fuente de luz neutra. Nuestros ojos y el cerebro hacen esta corrección automáticamente de forma similar a como lo hace el AWB de la cámara.
En los tiempos en que usábamos película, solíamos compensar el balance de blancos con filtros para la corrección de color o haciendo malabarismos seleccionando películas equilibradas para de luz día o tungsteno. La toma de fotografías de escenas con fuentes de luz mixtas, siempre fue un verdadero dolor de cabeza; una de las grandes ventajas de la revolución digital es la capacidad de hacer frente a estas situaciones difíciles con mayor flexibilidad tanto en lo referente a la cámara como en la postproducción. Ahora, aunque tengamos diferentes fuentes de luz, es mucho más fácil.
Siguiendo con la escena en el salón, el AWB va a hacer un buen trabajo neutralizando los matices anaranjados dela iluminación con tungsteno, pero tenemos otra opción, que consiste en seleccionar en nuestra cámara el balance de blancos específico para la luz de tungsteno en lugar de depender de la configuración automática. Por lo general lo encontraremos en la selección de balance de blancos representado por un icono de con una bombilla, o también podemos introducir manualmente la temperatura de color de 3.200K, que sabemos que es la temperatura de color de las fuente de luz de tungsteno.
En la práctica, la diferencia entre estas tres opciones es imperceptible; probarlo y lo veréis. Esto nos muestra que para lograr un equilibrio blancos neutro para nuestras imágenes, debemos hacer coincidir la temperatura de color de la fuente de luz que ilumina la escena con la que seleccionemos en nuestra cámara.
Como vimos en el artículo balance de blancos, las opciones preestablecidas en Canon son AWB, luz del día (5.200 K), sombra (7.000 K), nublado (6.000 K), tungsteno (3.200 K), fluorescente (4.000 K) y flash. Como alternativa podemos ajustar una temperatura de color específica, cualquiera que queramos, entre 2.500 y 10.000 K.
Si la fuente de luz tiene una temperatura de color más baja que el WB configurado en la cámara, entonces la foto aparecerá con una dominante naranja, y al contrario, si es más alta, aparecerá con una dominante azul.
Volviendo a la escena del salón con luz artificial de tungsteno, si disparamos fijando en la cámara un balance de blancos de luz del día, obtendremos una foto con una dominante naranja al revisarla en el monitor. Si en cambio seleccionamos una balance de blancos de tungsteno, entonces se verá con colores neutros, pero si salgo al exterior con la luz del día manteniendo la misma configuración en la cámara de balance de blancos para tungsteno, la foto se verá con una dominante azul. Os recomiendo que lo probéis y que juguéis con el balance de blancos, encuadrar varias escenas con diferentes fuentes de luz y modificar el balance de blancos para ver su efecto en directo en la pantalla de la cámara.
Ten en cuenta que las fuentes de luz son cambiantes, las lámparas suelen variar algo su temperatura de color a lo largo de su vida útil, y en la naturaleza la cantidad y color de la luz natural cambia de manera significativa a lo largo de las 24 horas del día, y también con las estaciones y las condiciones atmosféricas. Comprender y ser capaz de predecir esos cambios es una habilidad crucial para un fotógrafo de paisajes. Es una habilidad que nunca deja de evolucionar y sorprendernos en cada amanecer y atardecer.